HIPOCRESÍA
INSTITUCIONALIZADA
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«La religión
y la política han jugado juntas: aquélla enseñaba
lo que quería el despotismo, esto es: el desprecio del género
humano y su incapacidad para el bien y para valorarse algo por sí
mismo» (Georg Hegel)
Las creencias
religiosas no se mantienen en pie a la luz de miles de razones lógicas,
de sentido común, teóricas, históricas, científicas
e incluso teológicas que podemos esgrimir en contra de la creencia
en Dios, de las religiones y de todo este mundo inventado y usado
para lograr el poder y la anulación del individuo.
Pero además
de criticar su estructura teórica, su origen plagiado, su manipulación
de la realidad, su abominable moralidad, sus falseamiento de la historia,
etc, etc, etc. Hay algunas partes especialmente perversas de la religión,
y no tienen que ver con la teoría, la mitología o la
teología, sino con la humanidad más miserable y su concrección
social. El poder, la manipulación, usar a otros seres humanos
para el propio beneficio, abusar sexualmente de niños gracias
a la protección de una organización poderosa. Manipular
la historia para "quedar como los buenos", tras luchar en
contra de los derechos humanos, provocar guerras, justificar tortura
y asesinato. Usar la escusa del amor al projimo para autojustificarse
en el odio patológico a todo aquel que sea distinto de uno
mismo.
Creerse superior
a los demás es inherente a todo ser humano, especialmente al
ser humano ignorante, pero sólo gracias a la religión
esa superioridad se justifica, se legitima en el abuso sobre el otro.
Como decía Steven Weimberg "La religión es un insulto
a la dignidad humana. Con o sin ella, encontrarás buena gente
haciendo cosas buenas y gente malvada haciendo cosas malas. Pero para
que la gente buena haga cosas malvadas, necesitas la religión".
También Blaise Pascal, 1623-1662, matemático y filósofo
ateo decía "Los seres humanos nunca hacen el mal de manera
tan completa y feliz como cuando lo hacen por una convicción
religiosa"
Esta es la parcela
que queremos desarrollar en este apartado, la hipocresía de
la jerarquía religiosa y de sus creyentes. Probablemente no
toda la maldad que encontramos en un sacerdote, o un cristiano ferviente
podemos achacarla a la religíon pero incluso la que viene de
las mayores profundidades genéticas se legitima gracias a la
religión. Hay psicólogos que incluso dicen que esta
"maldad" tan humana, tan normal en el ser humano, está
más presente en el creyente, pues la frustración, el
stress, la presión que ejerce la estricta moral religiosa provoca
frustración, tendencias agresivas, odio e intolerancia.
Además
de todo ello, una de las parcelas del mundo religioso más obviamente
errónea, más fehacientemente perversa, corrupta, falseada
y execrable es la de la jerarquía religiosa y su,